Revista
Tiempo Latinoamericano

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Editorial (Agosto 1983)

SIGUIENDO TU PASO

Revista nº8 (Cliquee para ver/descargar)Cuando se puso de pie, su figura pareció agigantarse y la sala toda se llenó de luz. Tomó en sus manos el sobre que contenía la denuncia que la patronal había confeccionado contra uno de sus sacerdotes acusado de agitador social y sus palabras proféticas sonaron firmes, dejando perplejos a sus interlocutores: “Sepan, señores, que este sacerdote ha obrado con mi aprobación y bendición. Y les pido me escuchen bien: Si estas injusticias continúan, algún día estaremos juntos en el mismo paredón. Uds. por no haber sabido practicar la justicia social. Nosotros por no haber sabido defenderla”.

Corría el año 1962. Quien así hablaba era entonces Obispo Auxiliar de Córdoba, Mons. Enrique Angelelli.

Y esta postura, fiel al Concilio y a Medellín, se iría repitiendo a lo largo de toda su vida, rubricando como Obispo su militancia anterior junto a la Juventud Obrera Católica de la cual había sido Asesor.

Después, durante ocho años. Los cuatro puntos cardinales de La Rioja lo vieron pasar, luchando junto a los pobres en tarea valiente y comprometida, sin descanso. Supo así, con su ejemplo, crear a su alrededor un equipo de religiosos y laicos jugados hasta las últimas consecuencias por la causa de los humildes…

Y una tarde gris, en plena soledad helada de los llanos, cayó con los brazos abiertos en cruz, regando con su sangre esa tierra que tanto había amado. Las graves amenazas contra su persona, no habían podido frenar su paso, Sabía bien que su vida consagrada tenía un solo motivo y un solo significado. Por eso nunca había podido callar su voz, aún cuando molestara en su denuncia, los intereses de quienes se confesaban cristianos. Como tantos profetas, que antes y después de Juan Bautista, saben que Herodes no perdona…

Porque al decir de Mons. Hesayne, le robaron la muerte, nosotros queremos rescatarla en estas simples páginas-homenaje.

Y acercándonos silenciosamente a esta tumba, que guarda sus restos pero que nunca podrá encerrar su espíritu, decir con voz trémula, temerosa de incurrir en una tremenda irreverencia, las palabras que hemos callado tanto tiempo, por miedo, cobardía o una falsa prudencia:

Enrique Angelelli
Obispo y Mártir
de quien tuvimos la dicha de ser
discípulos

Aquí estamos!

Dispuestos a seguir tu paso
a tomar la bandera del compromiso,
como hijos de esta Iglesia que tanto
amamos y queremos como tú la quisiste.
Comprometida con los pobres,
con los más humildes,
con los que buscan la justicia y la paz.

Equipo Responsable