Revista
Tiempo Latinoamericano

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Editorial (Abril 1984)

CON UN OIDO PUESTO EN EL EVANGELIO Y OTRO EN EL PUEBLO

Revista nº11 (Cliquee para ver/descargar)Este lema de Mons. Enrique Angelelli, que define la misión de la Iglesia como servidora y resume el compromiso de vida y muerte de tantos cristianos de nuestras patria, necesita ser asumido como consigna central de quienes hoy queremos aportar a las transformaciones necesarias en nuestra sociedad para que sigamos construyendo esa Pascua nueva que los argentinos comenzamos a vivir.

Es nuestro lema. Y sentimos la obligación de extenderlo a toda la comunidad por la exigencia de fidelidad derivada de la fe en el Evangelio y en los hombres.

Una exigencia que en estos tiempos cuaresmales también nos impone una profunda reflexión y revisión de nuestra misión como Iglesia en la larga noche que hemos vivido los argentinos. Por eso nuestro aporte a la Jornada de Arrepentimientos (pág.23).

Los signos cuaresmales, de aborígenes que viven la marginación (pág.12), de mortandad infantil, de desocupación de daños contra la dignidad humana aún no reparados (pág.4), y de tantas otras injusticias que aún subsisten en nuestra patria, nos exige una CONVERSIÓN que no debe quedar en la expresión de anhelos sino explicitarse en el compromiso activo de fermento y levadura para hacer realidad la VIDA NUEVA del Evangelio, que es vida de justicia, libertad y verdad.

Necesitamos, como Cristo, sumergirnos en el barro de la realidad para emerger, como Comunidad de Amor, revitalizando por la acción que día a día, y muchas veces en forma silenciosa, va construyendo la Pascua de los argentinos.

Por eso rescatamos el testimonio de esos laicos y esas monjitas que en un barrio marginado de nuestra Córdoba crecen como Comunidad de fe sobre la base de una tarea comunitaria al servicio de sus hermanos (pág.14). Por eso también hemos querido rendir un sencillo homenaje a ese viejo amigo y maestro que se consumió bregando por los valores evangélicos desde una militancia social y política que fue señera para muchos jóvenes que siguieron su ejemplo (Pág.10).

Estas y aquellas semillas de testimonio, así como la de otras tantas comunidades cristianas de base diseminadas por la geografía de nuestro país y de América Latina aún en medio del dolor y las angustias, van afirmando una sociedad más humana y más justa, y una Iglesia que, revitalizada en su fe, se constituye en auténtica servidora de sus hermanos, como la sufren y la viven los cristianos de Nicaragua (Pág.20), compartiendo en estos momentos una agresión imperial con los otros pueblos centroamericanos.

Tanta lucha, tanta resistencia y tanto sufrimiento, sin embargo, no resulta estéril. La sangre de los mártires contemporáneos en nuestra América Latina ha venido a convertirse en la cimiente de una sociedad que amanece más allá de quienes quisieran destruir el sol.

La reflexión teológica acerca del dolor –que convocó a un Encuentro Ecuménico en Brasil– la ofrecemos en esta Cuaresma como aporte para iluminar y fortalecer el compromiso de quienes seguimos mirando el futuro con ojos pascuales (Pág.18).

El Misterio Pascual, de muerte y resurrección, se repite una vez más en la historia de nuestros pueblos, y en cada uno de los cristianos. Porque es mucho todavía lo de injusticia y egoísmo que debemos vencer para que resucite la igualdad y el amor fraternal entre todos los hombres como hijos de Dios, el Padre común.

Con el espíritu de acompañar la marcha pascual que queremos y necesitamos los argentinos nuestra Revista abre nuevamente sus páginas para reflejar el testimonio de todos los que trabajan por una paz auténtica. De allí que una vez más apelemos al aporte, la crítica y la colaboración de todos, para que esta tarea de un grupo de laicos cristianos se convierte en un esfuerzo compartido con las más diversas expresiones de Iglesia, diseminadas a lo ancho y a lo largo de la geografía nacional, que intentan vivir en serio la opción por los pobres.

A este propósito, unimos el anhelo de una Pascua auténtica y esperanzada para nuestros hermanos en la fe y para todos los hombres de buena voluntad.

¡Porque CRISTO HA RESUCITADO!...

¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!

Equipo Responsable