Revista
Tiempo Latinoamericano

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Editorial (Mayo 1993)

PASCUA: PASO A PASO

Revista nº45 (Cliquee para ver/descargar)Seguir andando por un camino que hay que ir haciendo es el desafío. En este camino por hacer no tenemos certezas, pero sí el compromiso que nos deviene desde nuestra misma condición humana. No podemos quedar impasibles ante el arrollador avance de las políticas que acrecientan día a día las estadísticas de la pobreza, porque lo que está en juego no es el resultado de un plan económico, sino la vida misma de personas.

Celebrar la Pascua en este contexto no puede significar otra cosa que asumir el desafío de trabajar por la vida. No la vida en abstracto, sino la que encarna cada uno, en su lugar de trabajo, en el lugar donde comparte la vida con otros, con la propia familia. Enclavados en el reino del Mercado, que exige cada día más sacrificios humanos, que requiere cada vez más los hombros encorvados, aplastando la dignidad de todos, no resulta fácil predicar y testimoniar el Dios de la Vida. Suena muchas veces como un discurso fuera de época, no adecuado a la realidad cotidiana.

El dominio sobre nuestra vida, la “posesión” del Mercado, como ídolo, ha trastocado no pocos valores en nuestra convivencia social. Exigidos por las necesidades de sobrevivencia, ocupamos la mayor parte de las horas del día en servicio al dios Mercado. Y él va succionando no sólo nuestra sangre, sino todas las energías que necesitaríamos compartir con otros para restablecer la fuerza de la solidaridad, capaz de iluminar un mundo diferente.

Pascua de resurrección es un toque de atención para valorar, en este contexto de muerte, las acciones de resurrección que también protagonizamos en nuestra vida cotidiana. Cuando extendemos nuestra mano solidaria para aliviar el hambre, cuando ponemos el hombro para levantar el techo de una vivienda, cuando sumamos nuestros pasos por las calles donde los trabajadores resisten el despojo que provoca el plan de ajuste o los jubilados reclaman la compensación a tantos años de trabajo.

Desde estas acciones de resurrección, por pequeñas que parezcan ante las monstruosidades provocadas por la idolatría del Mercado, será posible ir reconstruyendo las redes de solidaridad que necesitamos para recomponer el tejido social.

PASO A PASO, sin esperar resultados espectaculares, y sin caer tampoco en la desesperanza por la falta de resultados…

PASO A PASO, sin la pretensión de ver consumado el reino de los cielos en nuestro corto paso por la tierra; y sin el desaliento que produce el constatar que la historia no siempre avanza en relación matemática, respondiendo a nuestros anhelos, razonamientos, intenciones, proyectos o voluntades…

“Hay que seguir andando, nomás” – decía Mons. Angelelli. “Nomás”, que no es resignación, sino la constatación de una realidad, que siempre es dura para los pobres, pero que a pesar de su dureza necesitamos asumirla para transformarla.

En esta realidad dominada por el dios del Mercado que rige la vida de las personas y de los pueblos, no podemos contentarnos con la actitud egoísta de salvación individual –tantas veces predicada– que se asume al aislarse de la realidad.

Valen más los esfuerzos solidarios de las organizaciones que, desde la pobreza, generan iniciativas para sobrevivir. Y que son además signos de una relación económica diferente, donde aún inmersos en la realidad del mercado, no caen en su idolatría, porque anteponen el valor de la persona, su vida y su dignidad.

Valen más los múltiples intentos de articulación de los sectores populares, aunque muchas veces las mezquindades de sus dirigentes impidan un mayor avance en la construcción de las necesarias herramientas políticas para acceder a los niveles de decisión.

PASO A PASO, sabiendo que la tarea es ardua, pero ineludible, si queremos dignificarnos como personas.

PASO A PASO, convencidos de que a todo viernes de muerte, le sigue indefectiblemente un domingo de resurrección.

Equipo “TIEMPO LATINOAMERICANO”