Revista
Tiempo Latinoamericano

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Editorial (Agosto 1993)

LOS CRISTIANOS EN LA POLÍTICA

Revista nº46 (Cliquee para ver/descargar)

Una mayor toma de conciencia probablemente – acerca de la grave situación que soporta nuestro pueblo, ha multiplicado el debate sobre nuestra responsabilidad como cristianos en las transformaciones sociales.

Además del análisis permanente en la búsqueda de las causas, existe la preocupación por generar alternativas. Sabemos que este modelo neoliberal no le sirve a la gente, pero todavía no acertamos a encontrar un camino de solución. Vamos barruntando ideas y formas… Y en ese andar compartimos experiencias y reflexiones descubriendo las raíces políticas de la situación.

Por eso cada coyuntura electoral es una nueva interpelación a qué hacer? Y este interrogante surge porque en la realidad política evidentemente nada que sea conciliable con nuestras utopías logra satisfacer nuestra conciencia. En la cultura bipartidista que reina en el país, no logramos todavía cimentar una alternativa nueva. Y ante la aparente ausencia de opciones terminamos por remitirnos a la tradición política familiar o nos refugiamos en el voto castigo, para que pierda éste aunque gane el otro, que desde ya sabemos que será exactamente lo mismo…

Hemos dedicado las páginas de esta edición al tema de los Cristianos en la política, recogiendo opiniones de laicos y sacerdotes, de jóvenes y adultos, de mujeres y varones… Son aportes al debate, desde diversas regiones del país. Quizás la coincidencia mayor sea: en primer lugar, sentir lo político como una necesidad, pero también mirarlo con escepticismo y cierta cuota de frustración… porque con la democracia no todos alcanzamos a comer!; y segundo, ante esta peligrosa pérdida de expectativa, el sentimiento de que falta generar un nuevo instrumento político que asuma y canalice las necesidades de la gente… también porque la militancia social o eclesial no alcanza para una solución de fondo, y a muchos tampoco nos deja conformes en cuanto al nivel de compromiso.

Es que en el fondo sabemos que la cuestión del poder político es un instrumento fundamental para los cambios que la realidad social exige.

Aunque el tema del poder no nos guste porque estamos habituados a concebirlo como dominación y no como servicio. Y pese aún sobre nuestras conciencias los efectos de una predicación dualista y maniquea, que separa la fe de la vida, el compromiso social del compromiso político. Los “buenos” de los “malos”, donde supuestamente los cristianos enfilamos en los buenos, y dejando el campo libre a los “malos” políticos para que dispongan sobre el destino de todos. ¡Total nuestro rol es profético, y tranquilizamos nuestra conciencia quedándonos en la denuncia!

El problema político es como encontrar respuestas a los cambios que necesita la sociedad. Y esta respuesta ciertamente que no admite modelo a calcar. La desorientación es mayor porque tampoco otros horizontes o modelos pueden servirnos hoy como guía.

Tenemos en claro que el modelo neoliberal es antihumano y antievangélico. Sabremos entonces que en Octubre ninguna opción de este tipo canalizará nuestro voto.

No podremos tampoco quedarnos en la tribuna mirando el partido desde afuera. Habrá que apuntalar las aún incipientes alternativas que se están intentando, en un marco pluralista, donde cada uno va asumiendo sus propias limitaciones y la conciencia de que la situación es tan grave que exige dejar de lado viejos esquematismos ideologistas o comportamientos partidistas mezquinos.

Le haríamos un flaco favor a la democracia –que aunque renga sigue caminando– si nos sumamos a los coros del “purismo”, que también es una forma de evadir el compromiso político.

La candidatura del P. Morales más allá incluso del resultado electoral, ha tenido la virtud de reintroducir el debate político entre los cristianos. A tal punto que discutir si le corresponde i ni a un sacerdote meterse en política, ha venido a ser sólo un aspecto de la cuestión. Lo fundamental es la interpelación que el hecho ha provocado en la responsabilidad política de los laicos cristianos.

No parece casual que el tema política vaya a ser abordado en el próximo encuentro Nacional de CEBs a realizarse en Viedma. Tampoco la multiplicación de voces desde la jerarquía eclesiástica bregando por un cambio ante la situación calamitosa que deben soportar los pobres, víctimas expiatorias del nuevo dios del Mercado, que también es cultuado por no pocos de los que se llaman cristianos.

No dejará de ser una nueva actitud profética, si por lo menos sumamos nuestra voz y nuestro compromiso, para ir modificando la cultura política en nuestros propios ambientes. Y más aún si asumimos una actitud política que sea signo de la nueva realidad que necesitamos construir.

Equipo Tiempo Latinoamericano