Revista
Tiempo Latinoamericano

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Editorial (Agosto de 2005)

"Ser más"

Revista nº79 (Cliquee para ver/descargar)“Nuestro pueblo quiere ‘ser más’: más humano, más solidario y artífica de su propio destino”.
Enrique Angelelli, Mensaje de Paz, 1969.

La consigna elegida para el 29 aniversario del martirio de nuestro obispo y mártir Enrique Angelelli quiere señalar el sentido de nuestro compromiso en la hora actual. Queremos afirmar el “ser más” por sobre el “tener más”, al que somos empujados día a día por el endiosamiento del mercado, que pone en primer lugar el consumismo, las apariencias y el pisoteo a los demás condenándonos a la ruptura de la solidaridad. De eso se trata. Y conviene precisarlo para no caer en equívocos. No se trata de “no tener”. Los pobres lo saben bien. Sino de tener todo lo necesario para una vida digna. Porque sin esto tampoco se puede ‘ser más’. Lo contrario sería caer en un espiritualismo desencarnado.

“Somos conscientes de que es fácil hablar, señalar defectos e indicar soluciones globales; otra cosa es obrar, realizar planes concretos, hacer realidad los objetivos señalados; existen mentalidades determinadas, costumbres ancestrales difíciles de superar, estilos de vida signadas por la resignación, la no creencia en los hombres que dicen solucionar los problemas, esperarlo todo pasivamente de Dios; y nos explicamos por qué nuestro pueblo ha sido muchas veces engañado, burlado y usado, para provecho de pocos, olvido y marginación de muchos. Nuestro pueblo debe sentirse protagonista activo, artífica de su propio desarrollo, asumiendo en sus propias manos su destino, su crecimiento, su plenitud de vida comunitaria”.

El diagnóstico no se diferencia en mucho del que podríamos analizar hoy. Lo importante es hacerlo no desde el balcón, sino asumiendo la preocupación por la respuesta concreta en el marco de una transformación de fondo que visualizamos como necesaria e imprescindible.

“Los cambios no pueden consistir en reformas parciales, sino en remedios que lleguen a la raíz del mal. Así entendemos a Pablo VI cuando habla de cambios urgentes, audaces e innovadores”.

Aquellos cambios profundos, encarnados en una generación que ofrendó su vida, nos interpelan hoy doblemente. Porque recuperar su memoria significa actualizar la vigencia de su mensaje y su compromiso. Y porque la realidad de la pobreza está hoy más agudizada que hace 29 años atrás.

“Nos lacera el corazón, cuando advertimos que muchos de nuestros hermanos riojanos realizan infatigables esfuerzos para lograr un nivel de vida digno, y otros, para sobrevivir en condiciones infrahumanas, acusando en sus rostros la inseguridad, el cansancio y la desesperanza. En estas condiciones, lógicamente, el hombre va perdiendo su fe, la contracción del trabajo, su pasión por la libertad y su confianza en la vida. Y si la vida es inficionada de un espíritu utilitarista, se convierte a los hombres en individuos aislados y antagonistas, carentes de sentido comunitario y de servicio”.

Cuando Angelelli decía estas palabras, a fines de 1969, no estaba aún en su apogeo el neoliberalismo que hegemonizó la vida de los argentinos durante los últimos treinta años, provocando una profunda transformación cultural degradante.

“No es cristiana la solución y la respuesta no es integral, pregonando una visión de la vida puramente individualista a ‘tener más’: llámese poder, influjo o bienes materiales. NUESTRO PUEBLO QUIERE ‘SER MÁS’, MÁS HUMANO, MÁS SOLIDARIO, MÁS ARTÍFICA DE SU PROPIO DESTINO TEMPORAL Y ETERNO”.

La lucha entre los valores del “ser” y el “tener” es la pelea entre el individualismo y la solidaridad, entre el destino comunitario y la salvación individual. Apuntar al “más” humano, “más” solidario y “más” artífica de su propio destino, como pueblo, es advertir que se asume la propia historia y no se parte de cero en el protagonismo que se requiere, sino con la experiencia del camino recorrido seguir avanzando. Ir por más. Porque también señala que ante una realidad de injusticias provocadas, hay una tarea inconclusa que no sólo abre la posibilidad de ser “más”, sino que se impone como una obligación colectiva en la lucha por una sociedad libre, fraterna, justa y solidaria. Por eso su aliento a la participación y al protagonismo.

“La participación progresiva en la gestión de los diversos sectores de la vida en sociedad es una forma concreta, explícita y necesaria del ejercicio de la libertad, es necesaria para la integración y es la fuente de hacer crecer y nacer la solidaridad; esto supone entrar en relación personal con otros; así nace el conocimiento mutuo, el diálogo, la fraternidad para ser coronada por la amistad y el amor que hace compartir los destinos, los bienes, los sacrificios y la felicidad de un pueblo”.

A 29 años del martirio de Enrique Angelelli, es la historia que se prolonga en los desafíos de hoy, con la misma valentía, amor y tenacidad de ayer. Como el mar que devolvió los cuerpos esparcidos en los vuelos de la muerte de las tres fundadoras de las madres de Plaza de Mayo para resucitar en nuevas presencias y compromisos de verdad y de justicia. Y en tantas urgencias que demanda la realidad actual para “ser más”.

Equipo Tiempo Latinoamericano