Revista
Tiempo Latinoamericano

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Editorial (Marzo-Abril de 2009)

PASCUA: APUESTA A LA LUCHA Y LA ESPERANZA

Revista nº89 (Cliquee para ver/descargar)Ofrecemos algunas reflexiones que pueden ayudar a dilucidar la complejidad del momento político, social e incluso eclesial que vivimos no sólo en el país sino a nivel latinoamericano y mundial. Como siempre, no con la pretensión de estar brindando el pensamiento único, sino aportes, que sumados a otros ayudarán a fortalecer el compromiso de luchar por condiciones de dignidad y justicia, principalmente para los más necesitados, rompiendo esa lógica de la desigualdad que pareciera haberse naturalizado.

La complejidad de las situaciones que vivimos nos está indicando que es una responsabilidad simplificar las explicaciones, porque las soluciones se hacen más difíciles o las posibilidades de frustración son mayores. Y con ello el desaliento, para terminar en el descompromiso del individualismo, buscando cada uno su propia salvación.

Esa es la preocupación de nuestro equipo de reflexión y trabajo, que en “los martes de la Tiempo”, el día semanal de nuestro encuentro desde hace más de 25 años, que se comparte buscando siempre poner al servicio análisis y reflexión de lo que nos sucede en los diferentes ámbitos donde nos toca vivir.

Hacemos esto desde nuestra identidad cristiana, habiéndonos despojado hace mucho de ese dogmatismo tan propio de las verdades religiosas que se presentan inmutables. Y abriendo las páginas a las distintas experiencias y manifestaciones concretas donde se plasma esa entusiasmante aunque nunca fácil búsqueda de la justicia, de la verdad, de la fidelidad a los valores evangélicos, que son los valores humanos por los que vale la pena vivir y comprometerse.

Y afirmamos esta característica justamente en momentos en que a nivel eclesial pareciera retrocederse a tiempos ya superados de imposiciones autoritarias y ostentaciones de poder, que la experiencia histórica ha mostrado como nefastas y hasta criminales en aquel paroxismo inquisidor que anuló no sólo el pensamiento y el progreso de la ciencia, sino la vida misma. Retroceder a tiempos medievales estancando la creatividad o pretendiendo caminar mirando para atrás no tiene ninguna razón de fe que pueda argumentarse. Por el contrario aparecen motivos más concretos de carácter económico y de apoderamiento de la estructura eclesiástica por parte de quienes han visto la posibilidad de recuperar un bastión que justifique desde lo religioso o lo ideológico el mantenimiento de sus privilegios sociales, económicos o políticos.

A esas manifestaciones de intolerancia, muchas de las cuales ha encarnado en este último tiempo el mismo papa Benedicto XVI, se le han opuesto manifestaciones de quienes ya no toleran estas conductas que rayan en lo discriminatorio o parecieran alentadas por los que pretenden reabrir heridas históricas aún no saldadas como las del holocausto nazi. Pero también una sensación de vergüenza que se expresa en el rechazo a una pertenencia impuesta desde la niñez o la “apostasía” a una representación simbólica que se experimenta extraña, extemporánea, ajena a las necesidades, preocupaciones o búsquedas de hoy.

En ese mismo marco, el surgimiento de movimientos eclesiales que pretenden una estructura más abierta y capaz de responder a los desafíos del mundo actual, con respuestas desde los avances científicos y propuestas que han desarrollado fundamentos teológicos y reclaman hasta la renuncia del pontífice actual.

Una realidad eclesial que no dejamos de mirar, muchas veces con dolor, en sus diversas expresiones. Recién después del escándalo público ha reaccionado el Vaticano, por las perversiones sexuales que han estallado en los últimos años, hasta el colmo de la hipocresía como la doble vida del fundador de los Legionarios de Cristo, que han crecido en el mundo como los “Millonarios de Cristo”, por los intereses que acumulan y representan.

Palpamos también en nuestras realidades locales la creciente pérdida de referencia que acarrea la ausencia y el descompromiso de la institución eclesiástica con las preocupaciones y necesidades de hoy, que entre otras consecuencias ha motivado el surgimiento de nuevas expresiones religiosas, con “ofertas” de todo tipo.

Pareciera que no sólo faltan las motivaciones de una mística que entusiasme el discipulado cristiano, la fidelidad al evangelio y la vocación misionera. También se constata el aislamiento y hasta el desinterés de las principales problemáticas que involucran la vida de miles y millones de mujeres y hombres de nuestro tiempo para quienes el Reino anunciado en el evangelio es o podría ser una opción de vida.

Nuestra apuesta va en este sentido. Y nuestro aporte quiere contribuir a esa doble fidelidad siempre recordada por nuestro mártir Enrique Angelelli: Un oído al Evangelio y el otro al Pueblo. En estos dos lugares están asentadas las páginas de nuestra revista.

Y en este aspecto hemos querido destacar las reflexiones desde Costa Rica sobre los “Agujeros negros…” de nuestro amigo el filósofo Helio Gallardo, que con la profundidad y sinceridad de siempre alerta con optimismo a los tantos grupos militantes de la vida: que no basta con los Foros Sociales, que no alcanza con repetir consignas, que hay que sincerar el discurso con la realidad, que hay que zambullirse con valor en la construcción de alternativas reales de poder para que la consigna sea sincera y la tarea militante contribuya en serio a cambiar y mejorar la calidad de vida, fundamentalmente de los más pobres.

Cuando las miradas sobre el 2009 aparecen en el horizonte teñidas de sombras que oscurecen la vida de los pueblos, en estas “crisis globales” que ya pagan los más pobres, queremos afirmar el optimismo pascual, no ingenuo ni desencarnado, sino sobre las experiencias concretas de búsquedas y caminos que se vienen haciendo en la lucha por la defensa de la vida cotidiana, de campesinos, de indígenas, de mujeres, de trabajadores, de niños y tanto otros no vencidos por la muerte.

Resucitando en cada apuesta de lucha y esperanza.

Equipo Tiempo Latinoamericano