Revista
Tiempo Latinoamericano

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Editorial (Abril de 2013)

30 años de Democracia: Primero los Pobres

Revista nº95 (Cliquee para ver/descargar)Este será el de los 30 años de democracia en Argentina. A fines de 1983 las instituciones democráticas volvían a regir la vida política después de casi ocho años de dictadura militar, donde fueron arrasadas también las instituciones sociales.

Será este año la oportunidad para reflexionar sobre el desarrollo de esa democracia. No es poca cosa que lleguemos al 30 aniversario de las formas democráticas.

Y esa reflexión deberá tener un punto de referencia. Desde las opciones fundamentales que hemos mantenido en los treinta años como Revista TIEMPO LATINOAMERICANO la perspectiva será desde LOS POBRES. En concreto significa evaluar el camino democráticorecorrido desde la realidad de esas mayorías, que todavía lo son, más allá de los pasos favorables dados en las últimas décadas en buena parte de los países latinoamericanos.

El modelo neoliberal que mediante el terrorismo de estado impuso nuevas formas de colonización cultural, se continuó en las democracias políticas; y los pobres pasaron a ser los “excluidos”, porque no encajaban en el “modelo”. Era necesario gestar nuevas formas de inclusión para evitar que retomara su peligrosidad. Y para eso se inventaron los “microemprendimientos” y otras salidas marginales, que entretenían obligadamente a los pobres en la sobrevivencia, incluyéndolos sin modificar sus condiciones de pobreza, mientras los poderosos continuaban acumulando riquezas, favorecidoscon las privatizacionesy el crecimiento de la miseria.

PRIMERO LOS POBRES, porque siguen siendo las mayorías en el continente latinoamericano. Y es urgente profundizar la búsqueda de la justicia.

PRIMERO LOS POBRES,porque su realidad interpela y compromete a todos los que desean y quieren una sociedad más justa, fraterna y solidaria.

PRIMERO LOS POBRES, porque sus necesidades no siempre ocupan las prioridades políticas de los que gobiernan; y muchas veces son utilizados como clientes electorales.

PRIMEROLOS POBRES, pero no para ser obj eto de dádivas que tranquilizan la conciencia, sino sujetos de su protagonismo social y político.

PRIMEROLOS POBRES, pero no para utilizarlos en el discurso, mientras se paralizan u obstruyen los intentos de transformación social que erradique la pobreza estructural.

PRIMERO LOS POBRES, para colocarlos en el centro de nuestras preocupaciones sociales, políticas, económicas, religiosas y culturales.

PRIMERO LOS POBRES, para que el conjunto social cargue sobre sus hombros la responsabilidad de estructurar un mundo con justicia.

PRIMERO LOS POBRES, porque no hay auténtica democracia mientras persista la injusticia social, que les niegue dignidad humana.

PRIMERO LOS POBRES, porque la democracia real es la que construyen las multitudes de las orillas, que siguen ganando las calles para avanzar hasta apoderarse de los centros de decisión.

PRIMERO LOS POBRES, porque son ellos y no los que pretenden reemplazarlos en la política, en las iglesias, en las organizaciones sociales y culturales, los que deben ocupar su propio lugar y decidir sobre su presente y su futuro.

PRIMERO LOS POBRES, porque ellos deben hablar con su propia voz, sin necesidades que otros se constituyan en “la voz de los sin voz”.

PRIMERO LOS POBRES, porque siguen siendo las víctimas principales de las políticas de seguridad, que los revictimizan como peligros sociales para reprimirlos con códigos de faltas que los discriminan y culpan de todos los “males” sociales.

PRIMERO LOS POBRES, porque su padecimiento de injusticias sociales es muchas veces disfrazado con falsas igualdades de derechos que sólo existen en los papeles y disimulan las condiciones miserables en las que son obligados vivir niños, mujeres, ancianos, discapacitados, desocupados y tantas y tantos otros marginados de toda participación democrática.

PRIMEROLOS POBRES, porque su sola realidad debe ser la denuncia explícita de quienes son responsables y ejecutores de las injusticias que niegan su dignidad humana.

A treinta años, consolidar la democracia en Argentina significa señalar lo que en ella aún persiste como desigualdad e injusticia. Que los pobres sean “primeros” significa que también deben criticarse las legalidades “democráticas” que respaldan las injusticias sociales y las violaciones a la dignidad humana.

Sólo con los pobres en primer lugar la democracia del capitalismo neoliberal que predominó por muchos años en nuestro país y en Latinoamérica, podrá avanzar en las transformaciones necesarias hasta lograr una democracia popular, con nuevas formas de representación.

Los pasos que posibilitan mayores niveles de justicia social señalan un rumbo que debe profundizarse con los pobres, organizados y movilizados desde las herramientas políticas donde puedan ej ercer su protagonismo.

Con los pobres en primer lugar son más firmes los pasos pascuales, liberadores de las ataduras que impiden una vida nueva en abundancia para todos/as.

Equipo TIEMPO LATINOAMERICANO